En nuestra entidad creemos en los vínculos y en el acompañamiento personalizado. Esta es la historia de Arooba, una joven que conoció a AFEV a través de la mentoría socioeducativa que le propusimos en su instituto en el marco del programa Prometeus. Gracias a esa primera experiencia, el curso pasado también se interesó por el proyecto Unimentor cuando comenzó el primer curso de Filosofía en la UB, y hoy, siendo estudiante de primer año de Criminología y Políticas Públicas de Prevención en la UPF, sigue vinculada a este espacio de apoyo mutuo.
Durante este tiempo ha pasado por diferentes relaciones de mentoría. Sabemos que los cambios de mentoras pueden formar parte del proceso por distintos motivos, pero trabajamos para que estas transiciones sean cuidadas y tratamos de garantizar al máximo la continuidad: que cada joven sepa que no está solo o sola, que siempre tendrá a alguien a su lado.
Esta entrevista es un reflejo de eso: de un recorrido personal marcado por el crecimiento, la perseverancia y las redes de apoyo. Una historia inspiradora que habla del valor de tener a alguien que te guía, que te escucha y que te ayuda a ver que sí, que puedes.
¿Cómo conociste a AFEV?
Fue hace tiempo. En 4º de ESO empecé a participar en el proyecto porque lo conocí gracias a unas presentaciones que hicieron en mi instituto. Además, me apunté porque mi padre me dijo que podía servirme. Y pensé: ¡pues estaría bien tener un poco de ayuda! Desde entonces estoy encantada y no he podido dejarlo.
¿Cómo ha sido tu experiencia?
Ha sido bastante buena porque, como he estado bastante tiempo, he conocido a varias personas. En total he tenido cuatro tándems, cuatro personas con las que he estado, y la verdad es que todas son muy buena gente.
¿Cómo crees que te funcionó la mentoría cuando eras adolescente? ¿Qué crees que te aportó más?
Con la primera mentora que tuve no pudimos tener mucha conexión porque, al final, los horarios no coincidían y tuvo que dejar el proyecto. Pero llegó otra persona y fue una experiencia muy agradable. No se basaba tanto en la ayuda en sí, sino más en una conexión para pasarlo bien. Bailábamos bachata: ella me enseñaba y yo le enseñaba, era como si fuéramos descubriendo cosas nuevas juntas.
Con la tercera persona con la que coincidí tuve una gran conexión. Ella me ayudó en muchas cosas, no solo académicamente, sino también a nivel personal. Con la actual, las dos estamos muy centradas en los estudios y estos días no hemos podido hablar mucho, pero estoy contenta: seguimos conociéndonos.
¿Recuerdas algún momento especial que hayas vivido con alguna de tus tándems?
Sí, he llegado a tener una conexión más de amistad que de tándem. Uno de los momentos más bonitos fue subir a la montaña de Montjuïc. Paseamos, vimos flores, nos perdimos… pero al final juntas encontramos el camino. Caminamos tanto y terminé tan cansada que fue entonces cuando decidí empezar a hacer ejercicio.
¿Qué te ha llevado a continuar con la mentoría en la universidad?
No pierdo nada y además es una experiencia más. También porque es mi primer año en la universidad, no tengo experiencia, no sé cómo funcionan las cosas, así que está bien tener a alguien que ya está terminando la carrera, que solo le falta el TFG y te va guiando. Te da más recursos, te dice qué profesor está bien, con cuál hay que ir con más cuidado, cómo hacer los exámenes…
¿Qué diferencias notas entre la mentoría que hacías antes y la que haces ahora, teniendo en cuenta que has ido creciendo?
No sabría decir una diferencia clara, porque con todas he estado bien. Pero quizá sí noto que la mentoría actual, en la universidad, es un poco más seria. Antes era más: “aún tienes mucho tiempo”, “puedes pensar qué quieres hacer y probar muchas cosas”, “ve tranquila”, “no te preocupes”. Y ahora es más: “vale, hay que tomar decisiones; ¿qué quiero hacer con mi vida?”, “ya tengo 18 años, soy adulta, soy universitaria. ¿Qué quiero ser?”.
¿Cómo crees que ha influido la mentoría en tu camino personal, académico o emocional?
Me da más valentía. Normalmente soy una persona muy valiente y no necesito que los demás me digan “tú puedes hacerlo”; simplemente confío en mí y sé que podré hacerlo. Pero este año no. Este año ha sido un poco extraño porque estaba muy insegura de mí misma. Y la verdad es que tener a una persona que te dice “eres una guerrera”, “puedes hacerlo”… te da más fuerza. Pienso: “alguien me dice que puedo hacerlo y confía en mí; eso significa que sí, que realmente puedo hacerlo”.
También me ha ayudado a tomar decisiones en el ámbito más personal, en cosas que seguramente cambiarán mucho mi vida.
¿Recomendarías la mentoría a otros jóvenes?
Sí, la verdad es que sí, sobre todo a gente que está entrando en nuevas etapas de su vida. No tiene que ser necesariamente en la universidad; también puede ser en bachillerato. Cuando entras en primero de bachillerato vas con mucha inseguridad porque realmente no sabes qué te espera, y considero que el primer año es mucho más difícil que el segundo, porque no estás acostumbrado: te adentras en lo desconocido y todo te viene de golpe, no te da tiempo a relajarte.
Por eso creo que ayuda mucho tener a una persona al lado que te diga: “vale, puedes hacer esto”, “tus debilidades son estas”, “tienes que mejorar esto”, “refuerza esto otro”, “lo harás bien”, “aprobarás”.
Te plantean las cosas; las personas que tuve me analizaron un poco y me ayudaron. Así que está muy bien, porque sientes que no vas sola.
¿Te gustaría ser mentora algún día? ¿Te lo has planteado alguna vez?
Sí y no. En algún momento lo he pensado, sobre todo con la mentora que tengo ahora. Pero ahora mismo no sé si estoy en un punto en el que pueda estar ayudando a otra persona cuando realmente todavía estoy intentando consolidar mi propia base. Ahora mismo voy bastante insegura. No me lo plantearía por ahora, pero quizá en algún momento sí, porque sé que este proyecto no quiero dejarlo pronto.
¿Cómo describirías la mentoría en una palabra o una frase?
“Sientes que alguien te lleva de la mano”. Así que podría decirse: “seguridad”, “estabilidad”, “tranquilidad”.
Y por último, ¿qué le dirías a una joven que tiene dudas sobre participar en la mentoría social porque no la conoce?
Le diría que no hace falta dudar tanto, de verdad, no hace falta darle tantas vueltas. Y te lo dice alguien que se lo piensa demasiado, pero también soy alguien que no se niega a nuevas experiencias, porque no pierdes nada. Además, no hay excusas: no tienes que pagar por estar aquí, solo dedicar unas pocas horas a la semana, que te lo puedes permitir según tu horario de estudios.
Yo siento que no pierdo nada, al contrario. Por eso sigo aquí.
